a ti
oscura palomita empiojada
no sólo vive el espanto
de tu embarrotada torre
ved el tintineo de las luces
oíd cómo hermosea un allegro...
¡fly!
oscura palomita empiojada
no sólo vive el espanto
de tu embarrotada torre
ved el tintineo de las luces
oíd cómo hermosea un allegro...
¡fly!
El fruto
Aquello subió desde la tierra a él, subió y subió,
y habitó callado en el silencioso tronco
y se hizo llama en la flor luminosa,
y calló luego de nuevo.
Y fructificó a lo largo de un verano
día y noche en el árbol esforzado,
y se supo empuje venidero
al encuentro del espacio solidario.
Y ahora que en el óvalo cada vez más redondo
se ufana en la plenitud de su sosiego,
cae, renunciando, hacia dentro en la cáscara,
de regreso a su centro.
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Rainer Maria Rilker
.
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