Tuesday, December 25, 2007

Efrain Huerta

(Díganme cómo hago para volver a escribir una sola línea más, después de leer semejante 'cosa')


***


La muchacha ebria


Este lánguido caer en brazos de una desconocida,

esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres;
este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol,
huella de pie dormido, navaja verde o negra;
este instante durísimo en que una muchacha grita,
gesticula y sueña por una virtud que nunca fue la suya.
Todo esto no es sino la noche,
sino la noche grávida de sangre y leche,
de niños que se asfixian,
de mujeres carbonizadas
y varones morenos de soledad
y misterioso, sofocante desgaste.
Sino la noche de la muchacha ebria
cuyos gritos de rabia y melancolía
me hirieron como el llanto purísimo,
como las náuseas y el rencor,
como el abandono y la voz de las mendigas.

Lo triste es este llanto, amigos, hecho de vidrio molido
y fúnebres gardenias despedazadas en el umbral de las cantinas,
llanto y sudor molidos, en que hombres desnudos, con sólo negra barba
y feas manos de miel se bañan sin angustia, sin tristeza:
llanto ebrio, lágrimas de claveles, de tabernas enmohecidas,
de la muchacha que se embriaga sin tedio ni pesadumbre,
de la muchacha que una noche —y era una santa noche—
me entregara su corazón derretido,
sus manos de agua caliente, césped, seda,
sus pensamientos tan parecidos a pájaros muertos,
sus torpes arrebatos de ternura,
su boca que sabía a taza mordida por dientes de borrachos,
su pecho suave como una mejilla con fiebre,
y sus brazos y piernas con tatuajes,
y su naciente tuberculosis,
y su dormido sexo de orquídea martirizada.

Ah la muchacha ebria, la muchacha del sonreír estúpido
y la generosidad en la punta de los dedos,
la muchacha de la confiada, inefable ternura para un hombre,
como yo, escapado apenas de la violencia amorosa.
Este tierno recuerdo siempre será una lámpara frente a mis ojos,
una fecha sangrienta y abatida.

¡Por la muchacha ebria, amigos míos!

-

Efraín Huerta: Poeta mexicano nacido en Guanajuato en 1914.
Fue periodista profesional y crítico cinematográfico. Perteneció a la llamada "Generación de Taller", agrupación marcada por la guerra española. Su poesía, unas veces revolucionaria y otras tierna, está impregnada de sentimientos extremos que fluctúan entre la protesta y el amor.
De sus libros publicados vale la pena mencionar, entre otros, a «Fábula», «Géminis», «Metáfora» y «Pájaro Cascabel».
Murió en la Ciudad de México en 1982. (Fuente: www.amediavoz.com)
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3 comments:

el maestro del long bow said...

Una vez en un taller literario, allá lejos y hace tiempo, me defenestraron, dijeron que mi poesía no servía, casi que me dedicara a otra cosa, salí, hecho pelota, y comenzé a caminar a la vera del Riachuelo (el taller era cerca de ahí) entonces me acordé de las palabras de un poeta español que más o menos, eran así: "mi voz, es pequeña y sin brillo, pero me sirve muy bien para cantarle a Dios, desde estas alturas...". Eso fué como una revelación, y seguí entonces escribiendo...
Héctor.

viruta said...

una vez te escuché en el Orate y la Musa, con esa voz impostada tuya... parecía tan épico todo... hasta que llegaste a ese verso que rezaba algo así como:
'... y tu concha peluda...'

recuerdo el silencio de lápidas que se instaló de golpe en la popular

es el día de hoy, pasados varios años ya, que tengo grabado en la memoria ese embarullador momento y no puedo dejar de sonreir

también fui de paseo a un taller literario, y a pesar de que no sé qué mierda es mi escritura, jamás dejaría que me deprimiera la opinión de nadie, ni siquiera la de un supuesto Nobel.

te mando abrazo pese al infierno

el maestro del long bow said...

je... sí, lo de "concha"... bueno es así, uno tiene como 2 vertientes poéticas, el lado medio salvaje y el otro más "lírico" si se quiere..
En el Maestro del Long Bow, estoy y estuve colgando los "líricos".
Con respecto a lo del taller, bueno yo era muy pollo, pero me la banqué por suerte. Luego con el tiempo uno se pregunta como se le puede llegar a arruinar el futuro literario a alguien, con comentarios desafortunados. No todos los talleres están en manos de buena gente. Hay quienes desde la conducción de los mismos, inducen a sus alumnos a escribir de tal o cual manera, no respetando sus propias identidades, su estilo...
Pero bueno...
Un abrazo Viruta.
Héctor.
p.d. ¿así que me vió una vez? ¿y yo estaba sobrio? ¿no hice bardo?
je...